EL REINO CELESTIAL:
Se asoma la lluvia entre su cielo como una estrella tras su parpadeo abriendo la luz de par en par,
La calma duerme en el laurel de la noche furtiva, es la encrucijada de su bello mundo plural con el sentido intimo
Aprendiendo a vivir,
Ho raza de amor obra maestra dignamente escogida en los salones que adornan el cielo, la exuberante huella
De un jardín comestible,
Soy tacto amoroso, combatido, tacto envidiado, encubierto de dientes afilados y nunca abandono la presa en mi boca,
Soy el pago, en la lluvia torrencial y abundante y en la recompensa que la sigue, los renuevos brotan y se acumulan
Junto al brocal profético, de mis deseos,
Las verdades están latentes en las cosas, no apresura su nacimiento ni lo retarda, no necesita de cirugía el contacto
Es el sermón y la lógica, que renueva profundamente y penetra hasta el alma humedeciendo la noche su validez,
La leve palpitación es tan puntual, celestial delicia en color de bronce, donde se bebe la dulce copa de vino en el
Cristal de los sentidos en una subrepticia de melodía,
Solo tiene valor aquello que no se niega, un minuto y una gota que brota de mi ser sosiega el cuerpo,
Creo en los húmedos lazos que se convertirán en amantes, alimentando a flor los sentidos mutuos que unen la
Enseñanza infinita de los deleites,
Habita en la bruma del silencio bajo el abismo unifica la luz reconstruyendo el paisaje de un torrencial eco de magias,
Su muralla de bronce despliega los dulces pétalos en la calidez de su galería, es un cielo de gran belleza, que responde
A mis caricias con ojos de chispeantes malicias,
Se le dilatan los ollares al sentir la presión de mi cuerpo, su cuerpo perfecto se estremece de placer al sentir mi tueno,
Me cabalga durante largo tiempo con sus veloces susurros se rompen los ecos,
Espacio y tiempo, lo que conjura una la noche, he tenido en mi lecho las diademas que desprende su reino, ahora veo
Que es cierto espacio y tiempo, recorro sus cordilleras, con las palmas de mis manos cubren las corrientes de la vida,
A lo largo de la griete dulce sus arrozales flores húmedas festonea la gota de espuma, que riza la sombra de su brisa,
Latiendo el corazón con angustia terrible, navega el grial de la amapola donde el calor se posa en el terco cilindro,
Que va espoleando el corazón galopante en su mártir gozoso, el irónico baile es un velo donde aletea su celeste reino,
Soy la saeta que vuela alimentándome de la colmena bajo el cobertizo que obra su jardín, refresco la ardiente melodía,
Contento a la mujer saboreando la dulzura de la pulpa morena, voy predicando emociones hasta la raíz de los huesos,
Uno sabe en verdad que quiere, y uno piensa que quizás seria mejor esperar el murmullo confuso que tintinea
Deslumbrante, que camina por el ingenuo camino del protagonismo racionalista, mas se va sumergiendo en el tiempo sin tiempo de los orígenes y los mitos del silencio, sin resucitar la fábula música que habla al cuerpo,
Hay luz suficiente para atravesar la limpia atmósfera de su maravillosa naturaleza, y despierta mi fantasía en un gran
Campo de batalla donde pronto luchare, con prudente silencio, soy generoso me entrego a las fogatas de la noche,
Contra su cuerpo y contra sus labios, la estrecho toda, mi boca la materia del mensaje repartiendo mensajes de amor,
Visito el huerto de su mundo en su voraz alma fluyen frutas maduras, que mi boca sondea,
Yo soy el hombre que sufrió allí, soy el desdén y la serenidad de los marfiles, que condena la mujer en la hoguera
De sus martirios, soy esclavo perseguido que se detiene en su huida,
El infierno del amor me acosa una y otra vez,
Me agarra el barandal que gotea de mi cuerpo, mezclado con el sudor del cuerpo, caigo agotado a los embrujos de su reino, me espolea con sus cabalgaduras desbordadas,
Se aproxima una y otra vez aturdiendo mis oídos susurrante como un latigazo,
Ya las lenguas toman su forma, en látigo entre lazado van ardiendo llamas,
Abren su celeste reino las corrientes torrenciales del alba, YEXHUA: otra vez el ruido prolongado que ataca
Otra vez a mis oídos el combate de los gritos, que pronuncian las gargantas en la explosión que forman abanicos,
AY, la dulce angustia es mi pan cotidiano,