El hambre identifica su nombre en las fronteras
Pinta con esmero los perfumes
Que bebe el vaso callado de la noche.
Este es el corazón cautivo que perpetua la vid de la vida,
Hoy la humedad ha vertido
Una plegaria que cautiva un rayo de tristeza
Anidando en mi lecho con trinos surcos frescos
El jazmín de sus aromas,
Existen sueños que apuñalan
El amor que calla un sentimiento prohibido.
Insaciablemente delata el silencio deseo
Con el celo del veneno
La lluviosa sangre del corazón,
Cuando la venda desnuda su brillo
En el amor que hiere los sentidos
En ese aliento vertiginoso y deseoso.
Reposan los sentimientos que velan
Las voraces ansias que hielan el corazón,
Que nunca nos separe el ultimo rincón de la conciencia.
En las fuerzas de la carne sentimos el milagroso vuelo
Que desvela la magia que nunca rechaza los sentidos,
Como cosecha el misterioso aroma del amor
Nunca desgasta la fortaleza del alma
En el húmedo sudor que avanza
En su eterno esplendor,
Los gestos del corazón sujeta la existencia de las cosas,
El amor es algo que cautiva
En su melodía sabemos explicar
Intensamente el alma descansa en la vida,
Amor, la belleza de la vida pasa rápido y vierte su puro destino
Tocando el alma hasta su puro pozo
Y no despiertan los sueños
Que deja mi salvaje beso,
Toda vida levanta su pulso y cubre el aire con orgullo
Arrebatando la delicia de las prisas,
Hoy el silencio abre las ventanas del corazón
Con forma de sabor que abrasa los eternos deseos.
Quien puede quitar a la vida su imperial importancia,
El corazón florece en la piel que se curte
En cuya devoción acepta las exigencias
Que apremian las razones
Atesorando el estrecho lazo que bebe el alma,
YEXHUA: se funden las sabanas con el perfume de tu silencio
Ahogando el ritmo donde reposa el recto destino de tus ríos,
Sufriré en tu eterna pleitesía mi digno anhelo que esconden las ventanas del amor,
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